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Cuidado del Bebe (sc-2)

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De un momento a otro, el embarazo y el parto quedaron atrás y un nuevo integrante llegó a la familia. El recién nacido requiere de dedicación exclusiva, pero no se asuste, pues con el correr de los días, usted y su pareja se sentirán más seguros acerca de cómo tomar, consolar y alimentar a su hijo. A juicio de la matrona y docente de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Chile Nancy Poblete, los padres debieran cuidar el entorno en que ubicarán a su hijo, pero más importante es que mantengan una armonía afectiva al interior del hogar, pues “el recién nacido es un receptor de lo que sus padres, y en especial la madre, hacen y sienten”. Es importante que el niño tenga un espacio exclusivo para él en la casa, pero aun así es aconsejable que durante sus primeros días duerma en una cuna al lado de sus padres. Es más cómodo para que la mamá lo amamante y más seguro para él. Eso sí, no es pertinente que el recién nacido duerma en la misma cama de sus padres, ya que ellos podrían aplastarlo o el niño podría enredarse en las sábanas o caerse de la cama.

Aseo del cordón umbilical Uno de los cuidados más importantes en sus primeros días de vida en casa, es el correcto aseo del cordón umbilical, que se seca y se desprende alrededor de los diez días de vida. Para ello, es necesario limpiarlo en cada muda con un algodón empapado en alcohol puro. La profesional indica que el algodón debe estar bien mojado, para que no queden fibras en el interior del ombligo que puedan producir una infección. Tampoco deben usarse productos colorantes como el metapío, pues impiden observar si el ombligo está infectado. Por lo mismo, recomienda que las mamás no teman usar alcohol puro y se abstengan de los productos que lo reemplazan, ya que si bien no arden, no se secan en la piel con la misma rapidez y la zona podría quedar húmeda. La profesional agrega que la madre debe mover con cuidado el cordón y limpiar el lugar en que hace contacto con la piel de su hijo. Cuando comienza a desprenderse, surgen secreciones en la base , que de no limpiarse con cuidado podrían derivar en una infección. “El mal olor y enrojecimiento de esa zona son síntomas de infección, por lo que los padres deben consultar a un médico”.

Aseo diario Durante los primeros quince días de vida, y hasta que el cordón no se desprenda, el niño no debe ser sumergido en el agua, pero sí aseado todos los días con un algodón empapado en agua hervida tibia o fría. Es preferible usar algodón en vez de esponjas o paños, ya que al estar estos húmedos podrían atraer hongos. La limpieza debe empezar desde la cabeza del niño hacia abajo y terminar en sus genitales. También es importante pasar el algodón por la palma de las manos y entremedio de los dedos de las manos y los pies. No es aconsejable usar jabón, colonias o polvos talco en los recién nacidos, pues podrían provocarle alergias. En caso de ser necesario, póngale unas pocas gotas sobre la ropa de superficie y use jabón de glicerina. “El aseo diario también sirve para que la madre observe si su niño presenta alguna mancha, pústula, secreción ocular o cualquier otra alteración que requiera tratamiento médico”, asevera la matrona. Por otra parte, advierte que no se deben cortar sus pequeñas uñas. Aunque por lo general son largas, son muy irrigadas y membranosas, por lo que sería peligroso hacerlo. Con cuidado, sí está permitido limarlas con una lima de papel. En todo caso, es mejor proteger sus puños con mitones de algodón, para que así no se haga daño.

Vestimenta La vestimenta del niño de pocos días de nacido debe lavarse con jabón bruto y ser enjuagada a lo menos tres veces, para eliminar con seguridad el detergente y no causarle alergias. La ropa debe ser de algodón y no hay que vestir al niño excesivamente. Ello alteraría su circulación y temperatura.

Muda A juicio de la matrona, es ideal que el niño esté recién mudado cuando va a ser alimentado, para que se sienta cómodo y a gusto. Pero ello depende del criterio de la madre, pues con toda seguridad el niño se volverá a ensuciar después de amamantar o incluso durante el tiempo de lactancia como un acto reflejo. Al mudarlo, solamente se deben limpiar los genitales con un algodón humedecido con agua hervida y tibia, y luego de secarlo, se puede aplicar una delgada película de crema. En este periodo, la madre debe aprender a identificar el llanto de su hijo. A esta edad, los niños lloran por hambre, incomodidad o dolor. Las molestias generalmente se producen porque tiene frío, calor o porque le incomodan los pliegues de la ropa. También por cólicos provocados por gases. Por ello es tan importante botarle los gases cada vez que sea amamantado o alimentado con leche artificial.

Temperatura del bebé La matrona Nancy Poblete recomienda que las mamás presten atención cuando sus hijos tienen helados los pies, las manos y la punta de la nariz. La temperatura debe ser grata de acuerdo a la estación del año y según eso también debe vestirse al niño. Es recomendable ubicar al niño en una habitación que reciba luz natural. Así es posible observar cualquier variación del color de su piel. “La cara del niño debe ser rosada. Si se pone de un tono azulado o amarillo, significa que algo pasa”, asevera la matrona. Si la mamá aún tubiera tiene dudas de que su hijo tiene la temperatura adecuada, puede tomársela debajo de la axila. Es normal que un recién nacido tenga entre 36,5° y 36,9°. En época invernal, es aconsejable cubrirle la cabeza con un gorro de algodón y calefaccionar la casa con una estufa preferentemente eléctrica. Si no se dispone de ella, se aconseja mantener las estufas a parafina y a gas fuera de la habitación del lactante.

De paseo Los paseos están permitidos desde que llega a casa, cuidando su rostro con un pañal limpio y que no esté expuesto a frío o calor extremos. Nancy Poblete opina que es bueno que los padres salgan a visitar familiares o amigos con el recién nacido, para que así hagan su vida con normalidad y no descuiden la relación entre ambos. Asimismo, asegura que el hogar debe mantener su rutina habitual. Puede hablarse en un tono normal y no susurrar todo el día, prender las luces para que el niño se acostumbre a que existe el día y la noche, y escuchar música a un volumen prudente. Después de todo, aunque pequeño y frágil, el recién nacido es un miembro más de la familia. Primeros días de vida De seguro, los primeros días el recién nacido revolucionará la casa. Y aunque duerme todo el día y sólo despierta para alimentarse, todo gira alrededor de él. Ante el llanto, es importante la presencia de la madre para fortalecer la relación entre ambos, pues el niño posee el sentido del tacto y se tranquiliza cuando siente que su mamá se acerca y se queda junto a él. En ello, la naturaleza ayuda. Y bastante, ya que sólo alcanza a ver a una distancia de medio metro, que es la que existe entre el pecho y el rostro de su madre. También lo calman sus palabras. A temprana edad escucha bastante bien, es muy sensible a los tonos de voz suaves o bruscos, y disfruta con melodías tranquilas, como algunas piezas de música clásica. Asimismo, distingue el olor de su madre del de otra persona. Tan dependiente es el niño de ella, que la única forma de entenderse es a través del llanto. Así le comunica que quiere comer, que es hora de cambiarle los pañales o que necesita calor y comodidad. Para entenderlo, se aconseja que las madres aprendan a descifrar el motivo del llanto y que si están seguras de que su hijo no tiene hambre ni le duele nada, lo dejen llorar por un momento. Gran parte de las veces, los niños se calman con sólo llevarse la mano a la boca y por ello es bueno acostarlos con las manos fuera de la sábana o manta. Si ello no da resultado, se recomienda acercarse a él y, luego, tomarlo en los brazos. Es aconsejable que aproximadamente a la semana de vida, su hijo visite al pediatra. Luego lo hará a los quince días y al mes de nacido, si es que antes no sufre algún problema. En esa visita, el médico realizará básicamente un control neurológico, donde verificará entre otras cosas el tono muscular y los reflejos. Durante los primeros quince días de vida, antes de la caída del cordón, la mamá deberá limpiar esa zona con alcohol puro, después de cada muda, para evitar infecciones. De los reflejos a las futuras habilidades Al mes de vida, el recién nacido no puede controlar sus movimientos y por ello posee reflejos que le ayudarán a desenvolverse. Sin el de succión, que es el instinto más básico y más intenso, el niño no podría buscar el pecho de su madre y alimentarse. Aunque el reflejo de la marcha se pierde a los pocos días de nacer, consiste en que al estar de pie toca la superficie y de inmediato coloca un pie delante de otro, como si caminara. Algo similar sucede cuando se toma al recién nacido por debajo de los hombros y en posición erguida cerca de una superficie firme. Levantará el pie como para apoyarlo. En tanto, si el niño se sobresalta por algo echará hacia atrás los brazos y las manos con los dedos separados y luego los cerrará, en un intento por protegerse. Este es conocido como reflejo del moro y se pierde cerca de los tres meses. En el mismo periodo, el lactante perderá también el reflejo del asimiento o prensión, que consiste en que si se le pone algo en la mano, como un dedo, el niño lo agarrará con fuerza. Cómo tomar al recién nacido Es posible que sienta temor de tomar al recién nacido, porque tiene un aspecto de fragilidad y es muy pequeño. Tenga presente que pese a ello, no lo dañará al tomarlo. Lo importante es sostener bien la cabeza de su hijo, porque los músculos del cuello son débiles. Una buena forma de acercarse al niño y establecer un vínculo afectivo es hablarle suavemente mientras lo muda. Así, poco a poco, tendrá más confianza y soltura cuando lo toma. www.conquismania.cl